Este tipo de sesiones se ofrecen tanto a menores con dificultades de aprendizaje o conducta, como a adultos que necesiten o quieran, por prevención, realizar trabajo de estimulación cognitiva.
Comenzamos conociendo el motivo de consulta. Esta fase es el punto de partida del posible tratamiento, si es necesaria una evaluación psicopedagógica y explicamos cuáles son los pasos a seguir.
Para una correcta evaluación del caso profundizamos en los principales núcleos de la persona que presenta dificultades (familia, centro escolar y personas relevantes en la vida del menor). En el caso de que sea un adulto el que acuda a consulta trataremos cuáles son las personas significantes en su vida y que servirán de red de apoyo a lo largo de la intervención. esta fase tiene como objetivo tener una visión global del caso para trabajar de la forma más eficaz posible.
Una vez detectadas las necesidades se determina cómo va a ser la intervención y cuáles son los objetivos propuestos. Se explican los próximos pasos a seguir, qué aspectos se van a trabajar y cómo se va a llevar a cabo todo ello.
Las sesiones se ajustan a las necesidades del sujeto y tendrán una duración de 45 minutos. El número de sesiones se establecerá previamente teniendo en cuenta las características, necesidades y objetivos de cada persona.
Tras la intervención se realizará un seguimiento con el objetivo de confirmar que se evoluciona según lo esperado.